Mis emociones abandonan la conciencia

Cuando he dejado que mi corazón le gane a mi cabeza… que mis emociones abandonen la conciencia, me ha ido muy mal… o muy bien… la verdad es que como me dijeron ayer, no podemos permitir que el final empañe la historia general…

A pesar del madrazo y del intenso dolor después del fin, no he dejado de anhelar que esas historias se repitan al menos una vez más… que vuelva a estar en sus brazos, mi boca en su boca…

Entonces concluyo que lo que deseo… anhelo es: abandono de conciencia, o con más precisión volver a tomar la decisión de sentir, sabiendo que nada resultará de la manera ideal…

Esa es la única y real diferencia entre las relaciones que más extraño y las que olvido… MI CONCIENCIA DEL ERROR AUNADO A MI VALENTÍA DE ARRIESGARME

Y hoy… estoy atorada entre esas dos versiones… estoy en un lugar en paz, de manos tomadas, de paseos por la ciudad, de confianza, de estabilidad, de permanencia, de sonrisas, de compromisos, de prioridades en común…

Pero de repente llega el cosquilleo en el estómago, esa sensación de lealtad real, el impulso de sonreír sólo con ver su nickname, de esperar que me chatee, de verme en su ojos, de sentirme grande y magnífica con él, de saber que no hay nada que ocultar que todo ha sido develado, de una intensidad atrapada en cada palabra, letra…

Y no quiero dejar las prioridades, pero tampoco me quiero perder la oportunidad de volar en la intensidad, pero dudo lograrlo sin lastimar, sin lastimarme…

Adoro profundamente y odio terriblemente la dualidad de mi persona… hoy quiero vivirla, sin pesar, sin dolor ni angustia… quiero permanecer establemente a su lado al tiempo que exploto en su intensidad… ¿se podrá?

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